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Dale vida a tus fotografías. Imprímelas.


Tengo que reconocerlo, soy un inmigrante de la fotografía digital. ¿A qué me refiero? pues a que debido a mi edad (45) me inicié en la fotografía analógica en la que había que seguir un ritual que hoy en día, con la fotografía digital, se ha perdido.

En la era analógica, es decir, en el siglo pasado, tenías que seleccionar un carrete acorde con el tipo de fotografía que ibas a realizar, el iso no se seleccionaba en la cámara como ahora sino que venía en la película. Tenías un número muy limitado de fotografías, los más populares eran de 24 o 36 capturas así que debías elegir muy bien el momento en el que disparabas ya que no podías corregir, como ahora, la toma. Yo he llegado a utilizar cámaras como mi primera werlissa en la que el rebobinado de la película era manual. Extraías la película y los que no teníamos cuarto oscuro en casa, algo que siempre he añorado, teníamos que llevarlo al laboratorio y esperar impacientes el resultado impreso en papel.


Cuanto entonces hablábamos de revelado era algo físico, no como ahora, es decir, del paso del negativo al papel, no había otra forma de ver la fotografía. En la actualidad tenemos la posibilidad de tirar cientos, miles de fotografías en una tarjeta digital lo que es un gran avance porque podemos ver de forma inmediata el resultado en nuestra pantalla led y así desechar las que no estén bien enfocadas, modelos con los ojos cerrados, en fin, las que no consideremos aptas, pero eso ha llevado a que almacenemos miles de fotografías en un disco duro que posíblemente queden ahí, en los abismos de un mundo de ceros y unos, perdidos y olvidados, fotografías que ya nunca volverás a ver o peor aún, que cuando quieras recuperar ya ni sepas donde están, sobre todo si eres como yo, muy poco metódico clasificando las carpetas.


Sí, ya lo sé, llámame nostálgico, pero creo que en algunos aspectos hemos retrocedido y por ello quiero despertar alguna conciencia con esta entrada para volver a recuperar algo que es fundamental en la fotografía. Y ese despertar se produjo en mí recientemente al leer un comentario sobre fotografía en lo referente a la impresión de las imágenes. No cito al autor porque sinceramente no lo recuerdo, pero leí algo como "una fotografía no existe hasta que no es plasmada en un papel". Fué un comentario revelador, nunca mejor dicho, porque tiene su sentido. Realmente, cuando realizamos una fotografía digital, lo que hacemos es recoger una imagen en una tarjeta de memoria, esa imagen es un algoritmo de ceros y unos que podemos manipular en nuestro pc hasta límities insospechados hace unos años, pero cuando ya creemos que hemos finalizado con la edición realmente no es así, falta el toque final, imprimirla, darle "vida".

Si no lo haces esa imágen seguirá siendo sólo un algoritmo matemático, una serie de cifras que podrás reproducir en cualquier dispositivo digital pero no podrás tocarlo. Por eso te aconsejo que empieces, si no los has hecho ya, a seleccionar tus mejores capturas y las imprimas. Está claro que es impensable, por el coste económico que tendría, imprimir todas las fotografías que realizamos pero si es bueno hacer un ejercicio de selección e imprimir aquellas fotografías que tienen un valor sentimental especial, por el momento que fueron tomadas o aquellas de las que por su belleza o calidad técnica te sientas más orgulloso. Sentarte en el sofá con tu álbum de fotos familiar en torno a los tuyos tiene un encanto que hay que recuperar, esa sensación de pasar las hojas y recordar aquellos momentos tan especiales, esas sensaciones que sólo la fotografía provoca es algo a lo que no puedes renunciar. Por otro lado al imprimir tus fotos estás creando un legado que podrás transmitir a varias generaciones siempre y cuando hagas impresiones con tinta de calidad. Una fotografía en papel bien conservada puede durar decenas de años incluso siglos.


Dudo que ningún disco duro pueda durar más de unos pocos años, tendrías que hacer copias constantes de seguridad de un disco a otro o almacenarlas en la "nube" y esto y seguro que mucha información se podría perder en el camino. Por eso te animo a que hagas ese ejercicio de selección y así darle vida a tus mejores imágenes, dejarán de ser algo sólo virtual.


Te cuento mi flujo de trabajo a la hora de terminar la edición de una fotografía. Yo siempre hago dos subcarpetas dentro de la carpeta donde tengo alojada una serie. A una la llamo "print" y a la otra la llamo "web" está claro que el nombre es lo de menos, el que te sirva para identificarlas. Cuando finalizo una imágen y le doy a "Guardar como" siempre lo hago en primera instancia a máxima resolución a 300 ppp y el espacio de color Adobe RGB, que es el espacio que mas variedad de colores soporta y a 16 bits. Seguidamente paso a bajar resolución bajando la misma a 72 ppp y espacio de color RGB con una resolución en su borde largo de 2048 píxeles y a 8 bits. Ya la tengo lista para ser guardada en la carpeta "web". De esta forma siempre tengo dos carpetas claramente diferenciadas de la misma fotografía, una lista para imprimir y la otra para ser reproducida en dispositivos digitales. A mi me da buen resultado, si tú tienes otro puedes compartirlo con nosotros en la sección de comentarios. Espero haberte convencido, si es que no lo estabas ya, para empezar a sacar tus mejores fotos del disco duro y que las lleves a imprimir para así dar "vida" a esas imágenes que tanto valor tienen para tí.



 
 
 

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